Contratar una empresa de desarrollo de software es una decisión estratégica, pero también conlleva riesgos si no se establecen las condiciones legales adecuadas desde el inicio. En mi experiencia acompañando negociaciones tecnológicas, he visto cómo un contrato bien redactado puede prevenir conflictos, proteger la propiedad intelectual y asegurar el cumplimiento de plazos y entregables. Por eso, es fundamental contar con un checklist legal antes de firmar.
Un contrato de desarrollo de software no es solo un acuerdo comercial; es el documento que define expectativas, responsabilidades, propiedad del código y mecanismos ante posibles incumplimientos. Sin un marco legal claro, los malentendidos se multiplican.
Un contrato bien estructurado no solo protege legalmente, también refuerza la confianza entre las partes y eleva la calidad del proyecto.
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